Y entró.
Lentamente entró, dándome placer al mismo tiempo, acariciando mis muslos con total libertad, con sus rudas manos, provocándome escalofríos.
Y entonces llegó, a ese punto en el que nunca había estado nadie, un punto desconocido para el mundo, incluso para mi, un punto que nunca, jamás, había rozado nadie antes.
Esas pequeñas descargas de placer cada vez se hacían más grandes, recorriendo todo mi cuerpo, dándome pequeños calambres placenteros en la columna vertebral.
Mis ojos se cerraban solos por placer. Instintivamente estiraba la cabeza hacia atrás y me precipitaba levemente hacia adelante, arqueando mi espalda.
Todo por placer, ese placer que solo me hacía sentir ÉL.
Ese placer que hacía que de repente todo se viera borroso, y solo pudiera ver su mirada, sus ojos brillantes por el echo de estar a punto de explotar, dentro, dentro de mi.
And I was coming...
No hay comentarios:
Publicar un comentario