-Ven, rebélate, entérate, de que te quiero comer, te quiero ofrecer un pedazo de mi vida en forma de sexo bestial.
-Mirarte a la cara cuando estás apunto de explotar de gusto y tocarte las alas, podemos llegar al cielo, no nos cuesta nada, la ropa empapada, cómplices miradas, testigo irreverente del amor, declaró la almohada.
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